"En el nonbre de Dios Padre e Fijo e Spiritu
Santo, tres personas
e un solo Dios verdadero, Trenidat en las personas, vnidat en la exsenÇia.
Nos el prioste
e ermanos de la cofradía de las Ánimas de Purgatorio que agora
nuevamente se ordenó en la yglesia de Santa María desta
noble villa de Castro el Río a seruiÇio de Dios nuestro Señor e prouecho de las ánimas de
los fieles finados que están detenidas en las cárÇeres de Purgatorio, hordenamos y es nuestra voluntad con liÇenÇia et avtoridat
del muy rreuerendo señor Obispo de Córdoua o su provisor o lugarteniente que nuestra devoÇión se faga de oy para sienpre jamás en la dicha yglesia
de Santa María,
e para el rregimiento e hordenanÇa de nuestra
hermandat hordenamos e tenemos por bien los capítulos siguientes..."
Con
esta breve profesión de fe, con esta simple exposición de motivos, principia la
Regla. En toda ella, la devoción, el sufragio, la humana solidaridad de los
vivos para con los muertos expresada a través de la oración. Y otras muchas
cosas, cientos de claves con las que entender la cosmovisión espiritual, pero
también terrena, de aquellos castreños a los que, siendo çinco días del mes de junio del Nasçimiento de nuestro Señor Jesucristo
de mil e quatroçientos e nouenta e nueue años, les fue aprobada por la
correspondiente autoridad eclesiástica la norma estatutaria que habría de regir,
en lo sucesivo, la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio que tenían a bien
fundar.
Más
de cinco siglos después, el pasado 2011, el conocimiento de un magnífico
trabajo que, tanto del continente como del contenido del citado manuscrito, había
publicado en el año 2004 D. Manuel Nieto Cumplido, nos introducía de lleno en
una nueva y fascinante dimensión cofrade. Tanto es así que tras releer
detenidamente el estudio, uno, como miembro de alguna de estas seculares congregaciones,
no puede sino caer rendido ante muchos de los conceptos allí expresados, ante
la escala de valores sobre la que se basaba el devenir de la institución, ante
los principios irrenunciables sobre los que apoyar, sin condiciones, el
espíritu y la finalidad para los que fue creada esta castreña cofradía a finales
de la Edad Media.